martes, 10 de marzo de 2015

Travesía clásica de Ulía. Kantauri Kosta




Los whatsapp dándose de baja de la excursión comenzaron a llegar desde el día anterior, y el domingo por la mañana a primera hora, siguieron llegando más whatsapps anunciando la renuncia a la mojadura.

Ya el viernes habíamos decidido no suspender la excursión. No podíamos ver con tanta precisión el futuro, y, como una política de empresa no escrita, seguimos adelante. Además, el autobús especial de refuerzo ya estaba pagado. Pensamos que si había cuatro familias animadas a atravesar Ulia, nos era suficiente, y que seguro que disfrutaríamos. No sería la primera vez.

El autobusero esperaba en la calle, hablando con Anabel. Algún chistoso en DBUS nos había enviado un autobús articulado de 100 plazas. Nuestra limusina particular. Estábamos cuatro gatos, y el quinto casi no se monta, porque tuve la mala idea de decirle al chofer que saliera puntual. Por suerte, advertimos que Xabi se acercaba corriendo y pudimos contar con su presencia y la de su hijo Iker. Xabi es biólogo, miembro de la asociación naturalista Haritzalde y guarda forestal del PN de Aiako Harria.

Nuestra limusina hizo las dos paradas acordadas. En la primera se subieron Martín y Ohian, y en la segunda Josu y sus dos hijos. Con sólo dos paradas y siendo domingo por la mañana, llegamos al Centro de Salud de Gros en 10 minutos desde la Avda. de Madrid.

Aún nos faltaban Blanca, su familia y nuestro compa Pablo. Entramos en un bar a tomar unos cafeses. Amaia, la tesorera del AMPA, no soltó ni un duro. Es dura de roer. Os aseguro que la corrupción generalizada no ha llegado a nuestra AMPA.

Apenas llovía, aunque desde luego las nubes habían bajado hasta casi la playa.

Subimos por las escaleras de Rodil, que fue una idea de Fernando, acertada porque se hacer más llevadero que la cuesta-escaleras que nacen en el frontón de la Zurriola. Cuando cogemos la pista principal nos topamos con Karlos, el director de Amara Berri, quien el viernes pasado, durante la txokolatada, ya nos advirtió que igual aparecería. Encantados de contar con su presencia. Momentos después nos adelanta Edurne Pasaban, que sube a Ulia en btt.

Antes de subir por el senderuelo del pinar, Xabi nos detiene un ratito en el que nos explica, a la vista de una charca habilitada recientemente, el proyecto que han iniciado en fechas pasadas entre Aranzadi y el ayto. de SS para la recuperación de esta serie de hábitats, en el pasado más frecuentes, para lo anfibios en Ulia. Desde aquí agradecer este gesto.

Al pasar un pequeño muerte de piedra, nos acercamos a un enorme cortado que ya habíamos comentado como un punto a proteger de cara a los niños. Paramos un momento, a la vista del mar. El sendero hasta Basollúa sigue siendo muy placentero, y al llegar al antiguo chalet de Ulia, alcanzamos la niebla, que crea un ambiente íntimo y de sosiego.

Llegados al bar del tiro al plato, Basollua o merendero de Ulia, paramos 25' donde vamos sacando caldos, chorizos cocidos y cafés varios. Los niños pican algo en una mesa en el exterior. No hace frío, llueve un poquito.

Nos quedan aún dos tercios de la ruta al menos. Este primer rato, en el que volvemos al sendero de la travesía clásica, es uno de los pocos donde la lluvia arrecia un poco, aunque como apenas hay aire, no es molesta, y con los paraguas abiertos nos protegemos bien.

Iker y Ubai -los más pequeños del grupo- van como motos, en cabeza de carrera, todo el tiempo, muy motivados. Extrañamente pasan por la parte más profunda de los charcos y por la parte del barrizal donde esta más cremoso. Les repito alguna vez que regulen sus fuerzas, que queda bastante. Si tenéis hijos sabréis que esto no sirve de nada. El verbo regular(se) no entra en su vocabulario.

Esta parte, la que va desde el collado de Ulia hasta el Faro de la Plata, es la más clásica para mi; me trae siempre recuerdos de infancia, cuando mis hermanos y yo íbamos con mis aitas dede casa hasta san Pedro de mañanera del domingo. No se me ocurre mejor plan que algo parecido a esto para un domingo familiar.

Apenas paramos. Son 8 km, una distancia claramente abordable con niños desde los 4 años. En el amplio espacio bajo el faro de la Plata hacemos un descansillo. Las nubes bajas cubren todo el macizo de Jaizkibel; sólo se abren a través de ellas las aristas, a modo de proas, que caen al Norte, desde las cimas.

El descenso de la carretera del faro hasta Puntas es un picado espectacular, a no perderse.

Ya estamos en Puntas. Un valiente está pescando.

En Puntas de San Pedro, foto de grupo. Son las dos y cinco del mediodía y, como era de prever, no podremos parar en la factoría Albaola para que nos den unas pinceladas sobre lo que allí hacen y presentan. Ya sabéis: están construyendo una réplica de la nao San Juan del siglo XVI. Además de ver el estado de dicha construcción, hay un pequeño museo muy interesante sobre la dorada épica de los balleneros y las factorías en las que se construían naves a cascoporro.

Llegamos a San Pedro, al embarcadero de la motora a San Juan. Uno no se aburre de visitar este sitio.

Arribados al frontón de San Pedro (al bar que hay enfrente), damos por concluida la ruta. El GPS me marca 8,33 km. Algunas familias suben al bus para ir a Donosti, y otras se acercan al topo a la estación de Herrera. Nosotros nos quedamos en dicho bar dando cuenta del bocata traído desde casa y de un par de rondas de vinos.

La excursión a Ulia ha ido muy bien. Son duda la meteorología ha sido determinante en la escasa asistencia, pero todos los participantes nos sentimos reconfortados de haber vencido a la pereza mañanera.



Agradecimientos:

Familias asistentes
Raul Álvarez
Xabi Rubio
Karlos Garaialde
Dbus
Izadi kirolak
Kimboa bar
Albaola
Merenero de Ulía